miércoles, 25 de febrero de 2009

ENTREVISTA JOVENES INDEPENDIENTES TOULOUSE

A continuación, una entrevista realizada a los jovenes independientes de Toulouse; desde estas lineas queremos agradecer al miembro de dicho grupo, habitual del foro casualspain , su colaboración con este blog.



¿Cuando surgen los "independientes" en Toulouse?


En el principio de 1990 con el Viola Front y en el principio de 2000 con una nueva ola de jóvenes.

Supongo que la mayoría de la gente provendrá que los extintos Viola Front. ¿Por que se decidió extinguir este grupo y empezar a ir por libre?


No estoy seguro al 100%, pero creo que era por la policía

¿Que puedes contarnos del antiguo grupo?


Numero de miembros: mas o menos 30

Material: Una bufanda
Viajes: Bordeaux, Marseille, Nantes, Angers (con los de Nantes), Saint Etienne, Lyon. Cada uno de esos viajes con peleas memorables.

¿Y de los actuales "independientes"?

Numero de miembros: Un poco mas de 40
Material: Camisetas y "stickers"
Viaje: Bordeaux
Violencia: Nantes, Saint Etienne, Bordeaux, Lens, Nimes, etc...

¿Amistades? ¿Rivalidades?

Amistad: Paris (Boulogne) desde 1992


Rivalidades: El resto pero mas bien Nantes, Bordeaux, Nice, Saint Etienne, Lyon. Nantes por una pancarta insultante en contra de un Toulousain muerto y Lyon desde hace 15años.


¿Algún "día" memorable? ¿Y otro para olvidar?

Para olvidar: Toulouse - Nantes 2004-2005
Memorable: Los partidos contra Bordeaux de los 3 últimos años y Toulouse - Nantes 2005-2006. Cada vez son peleas muy violentas y muy largas.


¿Hay buen gusto en el vestir por Toulouse?

Ningún estilo en particular, pero hay una marca que se ve mucho por aquí es Lacoste.


Los jóvenes acuerdan cierta importancia a algunas marcas : Stan Smith, Hackett, Henri Lloyd, Aquascutum, Burberry, Fjallraven…



En España hay bastante desconocimiento de la escena francesa. ¿Que otras "mobs" destacaríais?

Paris: Number one
Bordeaux: "collabos" como se dice aquí. (Por el ultimo Bordeaux - PSG donde hablaron con la policía...)
Lille: poco activo, pero muy eficaz y aun presente
Lyon: renaciendo desde unos años
Saint Etienne: viven sobre su reputación y sobre su pasado
Marseille: muerto desde hace 10años

Carta blanca:

Gracias a ti por acordarnos esta entrevista y a lo mejor hasta pronto, quien sabe.

miércoles, 11 de febrero de 2009

REAL OVIEDO, DE RECORD

En estos tiempos que corren, en el que el equipo de nuestro amores se encuentra en una categoría que no le corresponde, servidor es de la opinión que siempre hay que sacar lo positivo de este suplicio que no este tocando pasar a todos los oviedistas.

Y es que esta temporada, y a pesar de que no sirva "para nada", el equipo lleva una racha de record, vamos que parece que este año si podremos abandonar este infierno, y dar un pequeño pasito para ir poco a poco recuperando ese lugar que nunca debimos abandonar.
Sinceramente los números este año son para ser optimista, y casi recien empezada la segunda vuelta el equipo ha ganado todos los partidos que ha disputado en el Carlos Tartiere, y fuera de casa, pues todas las salidas se cuentan con victorias, salvo un empate y una derrota, en el que a la postre es él unico partido que se ha perdido en todo el año.
Y centrandome en análisis, puramente futboleros, algo que este blog no se prodiga, pero bueno algo de vez en cuando tampoco pasa nada, el equipo encaja poquísimos goles, y lleva la friolera de siete en toda la liga. Lo único que le preocupa a servidor es que "arriba" tenemos "Cerverodependencia", así que recemos para el tan ansiado playoff de ascenso no se lesione.
En definitiva que con 64 puntos de 69 posibles, con menos de una decena de goles encajados en más de la mitad de la liga, creo que son unos números para ser optimista, esperemos que el equipo los refrende cuando debe ser, en el playoff de ascenso, y podemos dejar en este blog una entrada llamada, Real Oviedo, ascenso de record.

martes, 10 de febrero de 2009

FÚTBOL, DULCE CONDENA

Os dejamos a continuación con un fragmento del libro escrito por Nick Hornby y titulado “Fiebre en las Gradas”.


Muchos os sentiréis identificados con el texto, otros probablemente no. Lo que está claro es que para muchos de nosotros el fútbol es nuestra dulce condena…



“Mi llegada a Cambridge dio lugar a las dos mejores temporadas de la breve historia del United. Durante mi primer año ganaron de calle la liga de Cuarta División; durante mi segundo año, la vida se les puso más cuesta arriba en Tercera, y tuvieron que esperar a la última semana del campeonato para eludir el descenso. Disputaron dos partidos en una semana en el Abbey: el martes contra el Wrexham, el mejor equipo de la división, y ganaron por 1-0; el sábado contra el Exeter, un partido que a la fuerza tenían que ganar para no perder la categoría.


Cuando faltaban veinte minutos, el Exeter se adelantó en el marcador, y mi novia (que había venido con su amiga y con el novio de su amiga, deseosos de vivir de primera mano la gloria y el vértigo de seguir en la categoría) hizo rápidamente lo que yo siempre había supuesto que suelen hacer las mujeres en momentos de crisis: se desmayó.


Su amiga la llevó al puesto de primeros auxilios. Mientras tanto, yo no hice otra cosa que rezar en silencio para que llegara el empate, como así ocurrió, seguido minutos después por el gol de la victoria. Solo cuando los jugadores descorcharon la última botella de champán frente a un público jubiloso empecé a sentir remordimientos por la indiferencia que manifesté antes.


Había leído hacía poco un libro titulado The Female Eunuch, que me causó una honda y duradera impresión. Sin embargo, ¿cómo iba a mostrar mis simpatías con las mujeres oprimidas, si no eran dignas de ninguna confianza, si no sabían permanecer de pie durante los últimos minutos de un partido desesperado, en el que nos jugábamos el descenso? Asimismo, ¿qué se podía hacer de un hombre como yo, al que le preocupaba mucho más ir perdiendo por 0-1 contra el Exeter, equipo de Tercera División, que el estado en que se hallase una persona a la que sin duda quería mucho? No creo que ni lo uno ni lo otro tuviera remedio.


Trece años después me sigue avergonzando mi reluctancia, mi incapacidad a la hora de prestarle ayuda, y la razón por la que me da vergüenza es en parte la conciencia de que no he cambiado lo más mínimo. No quiero tener que cuidar de nadie mientras esté en un partido de fútbol; mejor dicho, no soy capaz de cuidar de nadie mientras esté en un partido de fútbol.


Ahora mismo estoy escribiendo cuando faltan unas nueve horas para que el Arsenal se enfrente al Benfica en partido valedero para la Copa de Europa. Es el encuentro más importante que se disputará en Highbury desde hace años, y mi compañera va a venir conmigo. ¿Qué pasará si le da un patatús?¿Tendré la decencia, la madurez, el sentido común de cerciorarme de que reciba las debidas atenciones médicas?¿O me dará por apartarla a un lado para seguir gritándole al linier, con la esperanza de que todavía respire al término de los noventa minutos, dando por sentado, ojo, que no será necesario jugar una prórroga ni llegar a los penaltis?


Sé que estas preocupaciones vienen dadas por el noño que hay en mí, el cual se le permite rebelarse y salirse por la tangente cuando hay un partido de por medio: ese niño sospecha que las mujeres siempre se desmayarán en un partido, que son débiles, que su presencia en un estadio a la fuerza terminará en desazón o en desastre, aún cuando mi compañera haya estado en Highbury unas cuarenta o cincuenta veces sin dar ninguna muestra de hallarse al borde del desmayo. (A decir verdad, soy yo el que ha estado a punto de desmayarse en unas cuantas ocasiones, sobre todo cuando la tensión acumulada en los últimos cinco minutos de una eliminatoria de Copa me oprime el pecho y me dificulta el riego sanguíneo del cerebro, caso de que eso sea físicamente posible; a veces, cuando marca el Arsenal, veo literalmente las estrella- bueno, veo pequeños estallidos de luz-, y dudo mucho que eso sea señal de gran robustez física.)


Claro que eso es lo que me ha hecho el fútbol. Me ha convertido en un individua que no arrimaría el hombro si su novia se pusiera de parto en un momento imposible (más de una vez me he preguntado qué sucedería si me tocara ser padre el día que el Arsenal jugara una final de Copa). Mientras se disputa un partido, soy un crío de once años. Cuando describía el fútbol como retardante, lo decía muy en serio.”