viernes, 14 de diciembre de 2007

CONGRATULATIONS: YOU HAVE JUST MET THE ICF

Prosiguiendo el apartado sobre libros, en las siguientes lineas adjuntamos la traduccion de un capitulo del conocido libro de Cass Pennant, Congratulations: You Have Just Met The ICF. Reseñar que dicho capitulo fue traducido hace un par de años por un par de compañeros de grupo y aparecio en un fanzine del mismo.

El susodicho texto, cuenta la batalla en un ferry entre gente de la ICF y varios Mancunians, posteriormente contaremos la version por parte de la gente de la Red Army, ya que en uno de los libros escritos por Tony O´neil cuenta la version "roja", en sucesivas entregas de este apartado del blog os mostraremos la otra version de la historia...

Los detalles sobre la amigable pretemporada de partidos habían llegado a nuestros oídos y mientras un día estábamos sentados en el pub Birt decidimos llamar a la gente y organizar un viaje a Holanda. Los consejeros del West Ham querían guardar esto en secreto porque tenían miedo de que hubiera violencia y otra racha de publicidad negativa para el club. Irónicamente, ¡Descubrimos los partidos por uno de los jugadores!

Una vez llegamos a la estación de Liverpool, planeamos coger el tren nocturno hacia Holanda pasando una semana fuera viendo al West Ham que jugaba un torneo en Gronningen. La mayoría de los aficionados del West Ham habían viajado temprano en un ferry desde Harwich hasta Holanda. Sabíamos que teníamos un problema desde que empezamos nuestro viaje. Cuando llegamos a la estación de Liverpool el sitio estaba lleno de seguidores del Manchester(Mancs), había cientos de ellos, nos dimos cuenta de que ellos iban también a Ámsterdam para ver al Manchester United contra el Ajax y estaban cogiendo el mismo tren que nosotros.

Solo había catorce de los nuestros y no estábamos seguros de lo que hacer, pero si íbamos a ir a Holanda , teníamos que coger el tren, es decir, moriríamos.

Decidimos viajar en el primer vagón previniendo el posible ataque de los seguidores del Manchester. De esta manera, ellos solo podrían venir hacia nosotros en una dirección. A la vez que íbamos hacia el principio del tren, los Mancs que estaban ya abordo estaban asomados a las ventanas gritándonos lo que nos iban a hacer. Tan pronto como nos embarcamos en el tren nos preparamos para un ataque de los Mancs. Ellos continuaron dando paseos y vigilándonos, nosotros seguimos diciendo que les dieran por el culo, así todo, el final del viaje hacia Harwich fue pacífico.

Obviamente ellos pensaron que había más de nosotros que los catorce que pudieron ver. Desafortunadamente no los habíamos tomado suficientemente en serio para ver la gravedad de la situación.

Después de unas cervezas compramos los billetes para embarcarnos al ferry “Koningin Beatriz” que nos llevaría a Holanda, a nosotros, y a la jodida Red Army. Sabedores de la situación informamos a la compañía que nos reservó los billetes de que estábamos inquietos por viajar con 400-500 aficionados del Machester United. Alguien nos dijo: “No os preocupéis por eso. Hay entre 300 y 400 Hell’s Angels a bordo para ir a un fin de semana motero. Ellos os custodiarán si hay algún problema” Después de oír eso decidimos pagar un extra e ir en primera clase para evitar cualquier problema.

Una vez el barco zarpó nos pusimos cómodos en el bar, escogiendo un área que pudiéramos defender en el supuesto de que los Mancs decidieran “disfrutar” de nosotros.

Estábamos en la 8ª planta, en un salón irónicamente llamado “El Inter City bar”. Allí había unos pocos aficionados más del West Ham, pero eran simples supporters.

Mientras estábamos sentados en el bar nos dijeron que había habido problemas entre los del West Ham y los Mancs en el ferry de por la mañana, el San Nicolás, que produjo muchos arrestos. Esto nos alertó del peligro. También nos dimos cuenta que durante la primera hora del viaje 1 o 2 Mancs deambulaban ocasionalmente por nuestro bar o daban vueltas por fuera de él, obviamente tratando de saber cuantos había allí del West Ham. La mayoría de los Mancs en esa zona estaban en la planta inferior emborrachándose, y cantando sobre matar a los del West Ham en el ferry.

Sobre las dos horas de viaje, Taffy y el pequeño Dani bajaron a la tienda libre de impuestos en el piso de abajo. En ese momento había ya unos 150 Mancs comenzando a armarse y preparándose para ir a por nosotros. Taffy y Dani fueron reconocidos mientras estaban en la tienda y se repartieron algunos puños. Nosotros sabíamos que era solo una cuestión de tiempo antes de que ellos empezasen con el resto de nosotros. Taffy y otros pocos estaban fuera del bar cuando algunos Mancs se aproximaron y se lanzaron encima de ellos. Andy Swallow entro corriendo al bar donde estábamos sentados el resto de nosotros y nos dijo que estábamos en peligro.

Cuando bajamos hacía los Mancs que estaban en la planta inferior les gritamos: “¿Quién cojones sois vosotros?” Ellos empezaron a reirse de nosotros gritando: “¿Dónde estabais en Manchester, donde estabais entonces?” y yo les dije:”¿Dónde estabais vosotros en Plaistow?”, refiriéndome a la anterior temporada cuando ellos se habían escabullido de la estación de Plaistow después de que el partido había acabado. Ese día nosotros les dimos lo que se dice una gran sorpresa y les destrozamos.

Esa referencia a Plaistow no les sentó demasiado bien, ya que un montón de ellos habían estado allí. El ambiente fue poniéndose feo, pero yo todavía estaba aguantando a los pies de la escalera. Mientras unos cuantos de ellos avanzaban hacia mi dije: “¡Alto!, ¿Cuántos de vosotros sois de Manchester? Me pegaré con cualquiera de vosotros que sea de allí” Eso les calló por un momento. Me giré hacia uno y le dije: “¿Tienes boca? ¿De dónde eres?” Me dijo que era de Wolsverhampton, así que le dije: “Bien, te pegaré a ti primero” Así que empecé a señalar a otra docena de ellos y les ofrecí hostias fuera, uno contra uno; diciéndoles: “Te pegaré a ti, luego a ti...”

Ahora los Mancs estaban enloqueciéndose, debían haber estado pensando “quien será este cockney bocazas, diciéndonos que es lo que nos va a hacer”. Sabía que lo estaba provocando yo, pero estaba columpiándome y no pensaba sobre el peligro que vendría después.

Les dije al grupo que estaba discutiendo en frente de las escaleras, “ahora me toca ir a por vosotros” y dicho esto bajamos corriendo las escaleras. Mi entras miré hacia atrás por encima de mi hombro, vi que había hordas de ellos, todos armados hasta arriba y persiguiéndome.

Corrí a dentro del bar donde los otros estaban gritando, “Están aquí”, Dicho esto, todo nuestro grupo salió a las puertas para enfrentarse con ellos. Había dos escaleras y Mr.H tuvo la idea de defenderse cogiendo una manguera contra incendios de agua a presión y encendiéndola. Empezó echándolo en las escaleras para hacerlas resbaladizas, así sería difícil para los Mancs superarlas e ir a por nosotros.

Mientras tanto yo estaba metido en una pelea en las otras escaleras. Para protegerme a mi mismo me puse un chaleco salvavidas sobre mi cabeza, después cogí un cubo de la basura como escudo y me armé con un pesado trozo de madera que había arrancado del bar. Estaban usando el bar como diana para sus objetos pero yo me paré en la cima de las escaleras gritando,”más,más,más”. Finalmente forzamos a los Mancs a bajar las escaleras hasta la 7ª planta, pero ellos siguieron viniendo a por nosotros, congregados en un gran número. Nos reagrupamos sobre la otra escalera siendo inundados con agua.

En medio de toda la pelea un turista de grandes dimensiones vino y levantó su mano diciendo,”¡Escuchar,parar!, paz paz” Alguien se precipitó hacia el y le pegó un puñetazo, mandándole rodando escaleras abajo. Este turista era inglés pero muchos de los otros eran de Europa y estaban en pequeños grupos repartidos todos alrededor del barco. Los únicos momentos de calma en la reyerta vinieron cuando los Mancs se reagruparon para cargar escaleras arriba otra vez. En uno de esos ataques, dos Mancs subieron las escaleras y uno de ellos trató de razonar con nosotros diciendo, “Mirar somos los Mancunians. Nosotros somos el REAL Manchester. Paremos esto” Mientras estaba diciendo esto, alguien tiró un extintor y este le golpeó directo en su cabeza. Cayó escaleras abajo y su compañero decidió huir.

Otro Manc, queriendo hacerse un nombre propio dentro del grupo, pensó que mostraría a todo el mundo que valiente e ingenioso era poniendo una manta sobre su cabeza para evitar el agua mientras el cargaba escaleras arriba. El idiota se caló y la manta quedó tan pesada por el peso del agua que no pudo quitársela de la cabeza para ver donde estaba yendo. Usando nuestros palos y barras de hierro le golpeamos todo el camino bajando las escaleras, luego lo enrollamos en la manta empapada, simplemente como se enrolla una alfombra, y le mandamos a patadas hasta el principio de las escaleras. El se resistía desesperadamente pero no podía salirse de la manta.

Mientras yo estaba bajando por las escaleras alguien tiró un tiesto de una planta que contenía una gran yuca y esta me golpeó directamente en mi cabeza. La cual lancé directamente contra los Mancs.

En algún punto en el medio de esta reyerta reconocí dos camioneros alemanes que estaban junto a nosotros con una buena cantidad de vasos de cerveza tirándoselas a los Mancs que cargaban escaleras arriba contra nosotros. Ellos gritaban con todas sus fuerzas ” amamos a las inglesas y nos apasionan sus hooligans” Nosotros les miramos y todos pensamos la misma cosa...”jodidos locos”, pero al menos estaban de nuestra parte.

Una cosa de la que no nos dimos cuenta en ese momento fue que los Mancs habían usado sus navajas, intentando apuñalarnos las piernas y los pies a través de las escaleras cada vez que cargamos escaleras abajo. No nos dimos cuenta de esto hasta que fui a Manchester la siguiente temporada y los Mancs seguían mofándose de nosotros sobre la manera de que fuimos apuñalados.

Como logré sobrevivir nunca lo sabré, cuando Andy entró corriendo al bar con todos los Mancs en sus talones, la primera cosa que vi cuando salimos precipitándonos fue a Taffy siendo golpeado en la cara con una botella y sobre 20 Mancs amontonándose y pegando puñetazos. Decidimos rescatar a Taffy entrando “a saco” y haciéndoles retroceder escaleras abajo, sufriendo solos algunos cortes y contusiones. Nosotros estábamos ahora en la cima de las escaleras y podíamos oír a los Mancs gritando debajo de las escaleras, “Guerra,guerra,guerra”.

Obviamente, todos los borrachuzos Mancs habían ido juntos para atacarnos. Mirando escaleras abajo al siguiente piso había más de 100 Mancs esperando por sus capos. Mientras tanto, alguien trató de reunir a otros pocos aficionados del West Ham para ayudarnos, pero no quisieron.

Los Mancs empezaron a subir las escaleras en gran número, todos ellos armados con botellas, navajas y palos de madera que habían cogido después de cargarse la tienda. Ellos también tiraban botellas, pero nosotros nos habíamos armado y ahora era un uno contra uno luchando en la cima de las escaleras. Estábamos forzándoles a retroceder escaleras abajo pero estábamos en peligro de ser aplastados por su clara ventaja numérica.

El punto de inflexión vino cuando Mr.H. tuvo la genial idea de abrir la maguera y enchufarla contra los bastardos.La fuerza del agua a presión mantuvo a los Mancs a suficiente distancia para que nosotros cogiésemos tablas para hacer barricadas en la cima e irrumpir en el bar para coger utensilios para defendernos.

Esta idea nos ayudó a sobrevivir la primera embestida del ataque, pero esto fue solo el comienzo de una hora de larga lucha cuando teníamos que pelear por nuestras vidas. Con nuestro “bombero” Mr.H, ahora en acción, Los Mancs subieron escaleras arriba con sus mesas como escudos contra el agua a presión. Ellos se las arreglaron para llegar a la cima de las escaleras, aunque solo fuera para ser machacados por botellas, vasos y barras de metal.

Después de unos 10 minutos el combate se apaciguó, y algunos Mancs decidieron usar las escaleras internas. Fui a cubrir esas escaleras con menos de 5 tios, Sean Pearman y Bradley entre ellos. Pudimos ver a esos Mancs viniendo detrás, liderados por un yonki griego que sujetaba un cuchillo tallado. Mi única protección era una botella. No parecía tener buena pinta, así que cogí la otra manguera e intenté hacer que funcionara. ¡Nada!, con los Mancs acercándose por segundos, estaba desesperado, pero no salía nada de agua. Yo no lo sabía por aquel entonces, pero era porque había una rosca para prevenir que el agua saliese a chorros.

Mi salvación vino cuando uno de los chicos cortó una manguera de unos 8 pies de longitud. Ahora yo tenía una brillante arma que tenía una cabeza de metal, la que podía hacer girar alrededor de mi cabeza como un lazo y darle a los Mancs un asombroso ostiazo con el cual volvieron a bajar las escaleras.

Ahora teníamos que cubrir ambas escaleras, preguntamos a uno de nuestro grupo quien parecía haber perdido su botella, para recoger todos sus pedazos y usarlos para arrojarlos. El estaba tan aturdido por lo que había visto a medida que la batalla progresaba que no pudo hacerlo. Al final, decidimos reclutar a Joe Public para organizar las botellas, vasos e incluso los cuadros de las paredes para nuestra protección. Incluso intentamos reclutar unos pocos Hell’s Angels que habían estado viendo la batalla con interés, pero dijeron que era demasiado violento para ellos y se marcharon.

Un médico entró en el ascensor, calmado y se nos presentó. Nos dijo que deberíamos parar esa batalla y después preguntó quien estaba herido. Uno de nosotros le dijo, “Que te jodan, estamos todos bien. Tu deberías ir y verlos a ellos.”

Cuando el médico se marchó, los Mancs fueron hacía ataque final. Esta vez, ellos atacaron por ambos grupos de la escaleras hacía el bar. Estábamos siendo golpeados por todos esos cristales que habían cogido después de saquear otra vez la destruida tienda. Con Mr.H. protegiendo virtualmente unas escaleras con su manguera, nos podíamos concentrar más en las otras escaleras, donde les bombardeamos con botellas, vasos y espejos rotos.

Ahora estábamos ganando la batalla. Los Mancs disertaban de la posibilidad de cargar hacia las escaleras y decidieron convertirlo en una batalla de lanzamiento de objetos, pero ellos tenían que tirar las cosas hacia arriba y nosotros estábamos lapidándolos desde arriba de las escaleras. Había solo uno que iba a ser el vencedor.

En un fuerte insulto hacia los Mancs, nuestra firm les cantaba constantemente, “I.C.F, I.C.F, I.C.F.” Con las escaleras cubiertas ahora de agua salada y los Mancs’ inundados, Taffy y otro chico corrieron escaleras abajo acuchillando a cualquier Manc que veían. De repente todo se paró. Mientras esperábamos en la cima de las escaleras, parecía estar todo muy calmado , abajo estaban los Mancs pulverizados.

Después de un rato, cinco de nosotros bajamos a su piso para ver que ocurría. De la que bajábamos golpeábamos un cubo de la basura y cantábamos, “queremos más, queremos más” pero no había respuesta. Los Mancs ya habían desaparecido.

Estábamos contándoselo a los otros que estaban en nuestro piso cuando de repente un grupo de aficionados del West Ham que no reconocimos vino. No habían tenido nada que ver en el combate, pero nos dijeron que el barco había girado e iba directo a Harwich así que la policía inglesa subiría a bordo. Nos dijeron que el capitán había enviado una señal de situación peligrosa abordo. Fue en este punto en el cual la gente del barco apareció y nos retuvo en el bar.

Discutimos la situación y estábamos convencidos que no estábamos metidos en ningún problema, porque nosotros no empezamos la pelea y solo intentábamos defendernos para parar a los Mancs que nos intentaban matar. A pesar de ello, alguno de nosotros tomó la precaución de cambiarse de ropa, zapatos, todo lo que le pudiera identificar.

Cuando el ferry volvió a Harwich miramos al exterior de las ventanas y vimos líneas de coches de policía y más de 100 maderos esperando en el muelle. También había ambulancias y pudimos ver algunos Mancs siendo llevados a las ambulancias en camilla.

La policía entró en nuestro bar esperando encontrar cientos de aficionados del West Ham, estaban bien preparados, con algo de equipo antidisturbios, pero solo encontraron nuestro pequeño grupo de 14. Fuimos llevados fuera a una gran área de espera lleno de Mancs. Estaban totalmente jodidos y contrariados por ver que nuestro pequeño grupo de 14 les había machacado. La policía luego tomó declaraciones y nos informó de que no podíamos viajar a Holanda o volver a casa.

Contamos 22 camillas saliendo con heridos e incluso algunos Mancs saliendo del barco en sillas de ruedas. Nosotros solo teníamos un herido, aparte de mi dolorida cabeza en la cual cayó el tiesto. Mis prendas secas me jugaron una buena pasada pues la policía estaba interesada solo en aquellos que estaban mojados, al ver las escaleras inundadas. Al final tan solo 6 o 7 de nuestro grupo fueron llevados a prestar declaración, al resto de nosotros nos pusieron en libertad y yo me hice mi camino de vuelta a la estación para coger el tren de vuelta a Londres. Me encontraba esperando en el andén con uno de los otros chicos.

Un tren que había llegado lleno de hinchas del Man United y de la policía me dijeron,”súbete” Los Mancs asomándose por fuera de las puertas y las ventanas me decían, “Ven. El es de los nuestros” Yo les decía, “Que os jodan, yo soy del West Ham” pero ellos seguían diciendo, “ No,no, tu eres del Man United como nosotros” Intentaban desesperadamente tentarme para que entrara en su tren y yo sabía que querían matarme. Así que solo les dije, “nos vemos otro día” y crucé al otro andén.

Pronto encontré al resto de nuestro grupo y fue solo entonces cuando nos percatamos que 6 o 7 de nuestro grupo inicial habían sido detenidos. Cuando el tren volvió a la estación de Liverpool había un completo circo mediático esperándonos. Estaban las cámaras de la BBC y de la ITV, el periódico “The News of the World” y el “Evening Standard”. Nos bombardearon con preguntas y preguntas y nos sentimos como si hubiéramos venido de una guerra. Todos nosotros sentimos una sensación de alivio alrededor y estábamos felices de hacer un favor a los medios Británicos.

Nosotros todavía estábamos cuchicheando sobre lo que había acabado de pasar. Después les contamos lo que había pasado: “Nosotros éramos 14 y ellos sobre 150. Los machacamos por todos los sitios. Y no olvidéis...poner en el papel que fue la I.C:F.” Dijimos orgullosamente.

En todos los años que había estado yendo a ver al West Ham nunca había habido una pelea mas intensa o un peligro de vida mayor que aquella del ferry, ese día en el medio del Canal. Nunca lo olvidaré.

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